Roma Vincit Crítica : Rome II Total War -Emperor Edition-

rome2_head

Si nos preguntan a cualquier PCero por nuestro particular «top3» de juegos de estrategia sin duda alguna se colaría algún juego de la serie Total War de Creative Assembly. Y si escarbamos un poco más, probablemente nos encontremos con que el primer «Rome» sea el que los jugadores tengan en mente, guardado en su cabeza como una vieja y épica historia, rememorando como conquistaban medio mundo, con una mortal mano derecha para sostener la espada, y una mano izquierda igual de hábil para los asuntos políticos y diplomáticos, para así alcanzar la gloria en el campo de batalla y la prosperidad para nuestro pueblo.

Y es que no es casualidad. El trabajo que hay detrás de la serie de Creative Assembly – últimamente liados dando vida a Alien Isolation – es un proceso de dedicación casi enfermizo, que comenzó allá por el año 2000, cuando el primer Shogun Total War aterrizaba en nuestras máquinas para remover los cimientos de un género tan asentado como el de la estrategia, que se dividía entre juegos RTS habituales del corte de Age of Empires o Starcraft y juegos más centrados en la gestión mediante turnos como la saga Civilization.

El estudio intentó aunar dos ideas para su juego. Por un lado tenemos la gestión de las regiones bajo nuestro control y el movimiento de nuestras unidades, que se realiza en un mapa táctico «geopolítico» como si de una maqueta a escala se tratase, donde todo transcurre por turnos que se representan en forma de las diferentes estaciones del año. Por el otro, un mapa de batalla donde se libran las batallas de nuestro ejército, espectaculares,crudas y realistas con un número enorme de unidades en pantalla  y en la que debemos comandar, mediante órdenes directas nuestras unidades, dándoles instrucciones directas durante el combate.

rome2_analisis1

Con esta fórmula siempre en mente, el estudio británico fue puliendo y perfeccionando su diamante en bruto. Habían dado con la tecla. Y tras un continuista Medieval Total War ambientado en la Edad Media, nos llegó allá por el 2004 Rome Total War, considerado como el summun de la saga, con un importante salto técnico que nos permitía deleitar la vista a la vez que implementaba mejoras en la jugabilidad y corregía errores y vicios del pasado, mientras nos transportaba a una época con tanto tirón como la del Imperio Romano, llena de traiciones, tramas en la sombra, poderío militar y batallas épicas que aún se recuerdan. Casi nada.

Y es que la clave de la serie Total War está en lo verosímil que resulta su jugabilidad, que además es tan profunda como divertida. Tanto la gestión como las batallas, ambos factores respiran autenticidad, siendo totalmente antagónicos en el terreno jugable. Por una lado tenemos la gestión de nuestra facción en el mapa geopolítico, donde tendremos,en forma de turnos, todo el tiempo del mundo para planificar, pensar y llevar a cabo nuestros movimientos. Todos las factores son tan profundos en Total War que se hace imprescindible jugar su prólogo, el cual no deja de ser un tutorial encubierto, donde se nos explicará cada detalle del juego, y aunque podremos dejar un montón de parámetros para que sean controlados por la CPU, este prólogo está tan bien pensado que resulta perfecto para divertirnos mientras aprendemos, dándonos el control de nuestra facción en pequeños sorbitos, para no atragantarnos.

Como decía, una vez escogida nuestra facción – no necesariamente la romana, hay mucho donde escoger – tocará expandir nuestros dominios, y cada civilización tiene sus particularidades. Desde árboles de habilidad diferentes, a unidades de combate únicas o las más evidentes, el terreno y los enclaves que ocupan. Tendremos que ser capaces de crear y mantener regiones prósperas en lo económico para así poder costear nuestro ejército, sus salarios y sus necesidades en la batalla, en forma de mejoras de equipo o investigar nuevas tácticas de combate.

rom2_analisis2

Ambos extremos están conectados de tal forma que, si descuidamos nuestro ejército, este perderá eficacia poco a poco y lo condenaremos a una muerte casi segura, aunque si por otro lado no mantenemos el orden en nuestros enclaves o imponemos unos tributos abusivos, el descontento social hará que la gente abandone la ciudad, pudiendo incluso llegar al punto de amotinarse.

Como decíamos, será nuestro constante quebradero de cabeza encontrar el equilibrio para que el oro fluya a nuestras arcas y aumentar nuestro ejército, para poder así expandir nuestros dominios, conquistando ciudades bajo el control de otras facciones. Esto nos obligará a buscar acuerdos comerciales, alianzas,etc, mientras mantenemos siempre un ojo en lo que pasa a las puertas de nuestra casa. Es aquí donde toman importancia los agentes. Espias que pueden alertarnos de la presencia de enemigos en la zona, exploradores que pueden intentar sabotear un enclave que pretendemos conquistar o asesinar un general del bando contrario para minar la moral de la tropa, por ejemplo. También disponemos de diplomáticos que nos servirán para llegar a acuerdos beneficiosos para nuestra facción o lograr una paz que nos evite sustos cuando nuestras tropas estén fuera de nuestras regiones en campaña.

Un sin fin de opciones y posibilidades a nuestro servicio que dan lugar a una jugabilidad emergente en la que cada partida resulta distinta, donde viviremos mil situaciones a las que hacer frente y que irremediablemente nos hará recordar nuestras partidas con frases como «conseguí Cartago después del asedio, pero intentaron recuperarla y tuve que defender la ciudad y resistir con las tropas que me quedaban después de la batalla» o » tendí una emboscada a los galos que habían roto nuestra alianza, en los bosques bajo una enorme nevada, donde mis arqueros les hostigaban mientras cargaba con la caballería por el flanco».  La sensación de vivir los sucesos que acontecen a nuestra civilización en primera persona y hacerlos nuestros es tan irremediable como reconfortante.

rome2_analisis3

Y es que Rome II Total War es épico. Mucho. Y esta epicidad alcanza su máxima expresión en las batallas que libramos. Todo el mundo ha visto algún vídeo de batallas de la saga, donde miles de soldados en pantalla parecen lanzarse como pollos sin cabeza a «darse de palos» contra el enemigo. Quizás para alguien que no se haya aproximado nunca a los Total War pueda parecer así, pero Rome II es mucho más profundo que todo esto.

Cada unidad tiene su función, su utilidad en el combate, y usándolas sabiamente según la situación pueden marcar la diferencia. No se trata solo de superar por número al contrario, en Rome II Total War entran a jugar muchísimos factores que pondrán a prueba nuestras dotes de liderazgo y estratega. Tendremos que conocer tan bien las unidades del enemigo como las nuestras propias, las distintas formaciones con sus ventajas e inconvenientes,las habilidades y funciones de cada tipo de unidad, así como saber aprovechar el terreno a nuestro favor, utilizar bosques o colinas para tender emboscadas, incluso la climatología puede ser determinante, ralentizando nuestras tropas o restando visibilidad a nuestros arqueros, y es que saber aprovechar las oportunidades que se brinden durante el combate será fundamental, pues un flanco descubierto o una carga de caballería lanzada a lo loco puede resultar fatal para nuestros intereses y la moral de nuestras tropas.

Ya en el terreno técnico, es en las batallas donde Rome II saca pecho y luce espectacular. Basta acercar la cámara haciendo zoom sobre nuestros soldados para ver cientos de animaciones diferentes, desde como se cubren con los escudos ante una descarga de flechas o como rematan a un enemigo caído en el fragor de la batalla.Y es que aunque podemos dejar a la IA que se encargue de librar la batalla por nosotros, nos costará rechazar la oferta de liderar nuestras tropas mientras tenemos la sensación de estar viendo «una de romanos».

Gráficamente no se le puede poner ni un solo pero, recrearnos ante nuestras tropas cubiertas de nieve en un bosque mientras esperan para hacer una emboscada, ver a nuestras máquinas de asedio abrir una brecha en las murallas del enemigo y nuestras tropas desembarcan en la playa mientras miles de flechas surcan el cielo o librar batallas navales en altamar es una delicia  visual, que nos hará babear por muchas horas que llevemos jugadas a Rome II Total War.

En resumen, Rome II Total War es un must que todo PCero amante de la estrategia debe tener en su biblioteca de Steam, que ahora nos llega un año después de su salida en forma de esta Edición Emperador, que si bien incluye la campaña extra de Augustus que nos ofrecerá un buen puñado de horas de diversión, lo cierto es que hubiesemos agradecido que se hubiesen añadido también los DLCs aparecidos durante este año, como Aníbal a las puertas, la campaña de Julio César en las Galias o las facciones añadidas después, una pena que no haya sido así. Aunque también es de agradecer que Creative Assembly no se olvide de los primeros compradores de Rome 2 y ofrezca esta Edición Emperador sin coste alguno mediante actualización automática en Steam.

Simple y llanamente Rome II Total War es el mejor juego de estrategia que podemos encontrar. Aunque no es perfecto, pues presenta a veces problemas con la IA o algunos desajustes en el equilibrio de algunas unidades, no se puede decir que lastren la experiencia, pues su inmenso abanico de posibilidades, su realismo,su profundidad, espectacularidad y diversión, se traducen en cientos y cientos de horas que nos harán disfrutar y saborear cada bendito euro invertido en él.

 

laurel

 

Acerca de Miguel Galván

En mi última borrachera me atropelló un coche y me dí a la fuga. Pcero incondicional, Seguero de corazón y amante de lo retro. Soy el Final Boss de Chicocartera cuando se pone pesado con tanto indie.

Check Also

Kono dio da! Bloodstained – Análisis

En los últimos años parece que el metroidvania goza de una salud estupenda. Hollow Knight, ...

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.